Performance creado a partir de una reflexión sobre la vibración y su relación con los sentidos. El solo es un viaje sensorial donde la repetición física en relación con el sonido y la iluminación elaboran contrastes inesperados. La inspiración del solo son una serie de preguntas que abordan la manera de sentir y la capacidad de producir emociones. Entre el gusto de un chocolate caliente, la resonancia sonoro-espacial y el golpeteo de los platos y tazas de porcelana finamente decoradas, el cuerpo, centro de la experiencia, se ve inmerso en un movimiento vibratorio de intensificación permanente. Percutiendo el movimiento, la obra es una adición constante de elementos sensoriales y de gestos físicos que crean una relación empática y sugestiva. Existir, regenerar, sanar, limpiar, respirar, dar.
Hiperactividad ocular, tensión y relajamiento muscular, pensamientos vacíos, respiración agitada en ritmo eufórico. Cambio vertiginoso de desequilibrios, percepción alterada. El solo propone una reflexión corporal, visual y sonora para perturbar el estado de conciencia.
Artista: Eduardo Ruiz Vergara